Distintos antecedentes
Los antecedentes de los trovadores eran diversos. Algunos habían nacido en familias ilustres, unos cuantos fueron reyes y los hubo de origen más humilde que se elevaron a la categoría de trovadores. Algunos alcanzaron una posición importante. Muchos eran muy cultos y habían viajado extensamente. A todos se les había formado en las reglas de la galantería, la cortesía, la poesía y la música. Según cierta fuente, se esperaba que el buen trovador "conociera a la perfección las últimas noticias, repitiera todas las tesis de interés que llegaban de las universidades, estuviera bien informado de los chismes de la corte, [...] pudiera componer versos en el acto para el señor o la dama y tocara al menos dos de los instrumentos de moda en la corte".
Con el auge del comercio que se experimentó en el siglo XII, llegaron muchas riquezas a las regiones del sur de Francia. La prosperidad llevó de la mano el ocio, la educación y los gustos refinados por las artes y una vida de distinción. Los grandes señores y las damas de Languedoc y Provenza eran los clientes más fieles de los trovadores. Los poetas estaban muy bien considerados y llegaron a tener una enorme influencia en los gustos, modas y modales aristocráticos. Se convirtieron en los padres de los bailes de salón europeos. The New Encyclopædia Britannica dice, no obstante, que "su gran logro fue crear alrededor de las damas de la corte un halo de refinamiento y buenos modales sin comparación alguna hasta el presente".
Fomentan el respeto a la mujer
Las actitudes medievales con respecto a la mujer estaban muy influidas por las enseñanzas de la Iglesia, que la consideraba responsable de la caída del hombre en el pecado y de su expulsión del Paraíso. Se la veía como una tentadora, un instrumento del Diablo, un mal necesario. Con frecuencia el matrimonio se conceptuaba como un estado degradado. La legislación eclesiástica permitía que se pegara y se repudiara a las mujeres, lo que contribuía a su humillación y represión. A la mujer se la consideraba inferior al hombre en casi todo sentido. Pero con la llegada de los trovadores comenzó a cambiar la mentalidad masculina.
El primer trovador conocido fue Guillermo IX, duque de Aquitania. Su poesía fue la primera en contener los elementos que caracterizaron la singular concepción que los trovadores tenían del amor, que llegó a conocerse por el nombre de amor cortés. Los poetas provenzales mismos lo llamaron verai’amors (amor verdadero) o fin’amors (buen amor). Fue revolucionario en el sentido de que a la mujer ya no se la colocaba en una posición de indigna inferioridad con respecto al hombre.
La poesía trovadoresca confirió a la mujer una gran dignidad, honra y respeto. Ella se convirtió en la encarnación de las cualidades nobles y virtuosas. Algunas canciones lamentaban la fría indiferencia de la dama hacia el bardo que la admiraba. Al menos en teoría, el amor del trovador tenía que permanecer casto. Su objetivo principal no era la posesión de la dama, sino la refinación moral que inspiraba en su interior el amor que sentía por ella. Para llegar a merecerla, el poeta en ciernes se sentía obligado a cultivar la humildad, el autodominio, la paciencia, la lealtad y todas las nobles cualidades que ella poseía. De ese modo, hasta el más ordinario de los hombres podía transformarse gracias al amor.
Los trovadores creían que del amor cortés emanaba la refinación social y moral, que los actos corteses y los hechos nobles se originaban en el amor. El desarrollo de esta idea puso la base de todo un código de conducta que con el tiempo asimilaron las clases bajas de la sociedad. Había comenzado un nuevo modo de vivir que contrastaba con la sociedad feudal, ordinaria y cruel. A partir de entonces, las mujeres esperaban que sus hombres fueran abnegados, considerados y amables, en una palabra: unos caballeros.
Al poco tiempo, gran parte de Europa hacía suyo el arte de los trovadores. España y Portugal adoptaron sus temas. En el norte de Francia estaban los troveros; en Alemania, los Minnesänger, y en Italia, los trovatori. El tema trovadoresco del amor cortés, fusionado con los ideales de la caballería, dio origen a una modalidad literaria denominada novela de caballerías. Por ejemplo, combinando el ideal del amor cortés con las leyendas de la Bretaña celta, el trovero Chrétien de Troyes tipificó las virtudes de la generosidad y la protección del débil en los relatos sobre el rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.
Agradecimientos a : http://www.watchtower.org/
No hay comentarios:
Publicar un comentario